Está formado por un grupo de chicos y chicas del pueblo que bailan la antigua danza de la villa. Fue creado en 1.993 y ese mismo verano pudimos observar los primeros resultados. En un artículo publicado en el periodico La Rioja del 8 de Agosto de 1.993 se recoje la siguiente información:
Trigo menudito
Ventrosa de la Sierra recupera el día 16 una danza que no se baila desde hace 50 años
Los palos secos de avellana reposan en los altillos de las casas de Ventrosa de La Sierra esperando que llegue el día de San Roque.
Los cortó en el menguante del invierno algún ventrosino experto con la espalda curvada de arrear vacas por los montes pardos del Alto Najerilla. La sonoridad de estas varas retumbará en la plaza el día 16 en los troqueaos de una danza que no bailaba en el pueblo desde hace cincuente años.
Trigo menudito, Entre mis gatos, Las hojas en el arbolé, Cinco lobitos, Un hijo le dijo a un padre…
A Isidro García, instructor de los jóvenes danzadores y parte activa en la recuperación de la danza, se le asoma a los ojos la humedad de la nostalgia y el recuerdo de una niñez acostumbrada al sonido del tamboril.
De izquierda a derecha: Diego, Rafa, Javi, Leyre, María Lili, Estela, María José, Cecilia, Elisa, Javi (sevillano) y Charly. Abajo, entre el grupo entresaque, Isidro.
La plaza de Ventrosa se ha convertido en el patio de operaciones de una batalla que todo el pueblo se ha empeñado en ganar. Desde comienzos de Julio, once jóvenes agíles de pies y espíritu se han puesto a las órdenes de Isidro García, un ventrosino emigrante a Sevilla con el corazón en su pueblo, como la mayoría de los de su género, al que la distancia afiló la memoria. Fue uno de los pocos que todavía entonaban con destreza los sones de algún baile de los que oyó tocar a su padre tamborilero en plena adolescencia. Isidro les llama «mis cachorros», con un cariño que todo el pueblo comparte, y ha sido él el encargado de supervisar que los jóvenes danzadores no den ni un solo paso en falso el día de San Roque, 16 de Agosto. Esta fecha, labrada en la memoria colectiva de un pueblo empeñado en recuperar sus tradiciones, sonará con aires a pastoreo en todos sus rincones.
La historia de la danza más bella de la región, como reza el dicho popular, tiene un nombre propio y varios apellidos. La Asociación Cultural Villarrica, fundada en 1978 y que cuenta con 300 socios, se empeño hace media docena de años en recuerar una danza que dejó de bailarse hace medio siglo. Apoyada en sus comienzos por Contradanza, recogió el testigo Entresaque un grupo de músicos de gaita y tamboril compuesto por tres personas comprometidas con el folklore del Alto Najerilla, donde, según asegura una de sus miembros Javier Asensio, se dan unas características diferenciadoras de otras zonas de La Rioja. «La cultura pastoril tashumante se ha dejado traslucir en el folklore, sobre todo en la literatura de tipo oral, en la que se conservan todavía antiguos romances de pastores, y, también, en la riqueza de instrumentos, com oel rabel o tamboril», señala Asensio, quien sentencia que «la música recuperada ha salido del recuerdo».
Las entrañas de un pueblo como Ventrosa, aislado en la Sierra y con una cultura propia y rica, han sido exprimidas y han dado frutos. Domingo Sáinz, presidente de la Asociación Villarrica, asegura que la particiàción del pueblo ha sido clave para dar vida de nuevo al baila tradicional. Y recuerda: «después de muchos años sin oír ‘La loba parda’ nos ha llegado a emocionar». No es para menos, las mujeres se han atareado para dejar los trajes de los danzadores listos – para ello se han servido de restos de antiguos atuendos que se conservan en el Museo Etnográfico y antiguas fotografías -, los ancianos han elegido los palos de avellano para los troqueados, dejándolos secar convenientemente desde el invierno, y los jóvenes han decidido pasar sus vacaciones ensayando los mismo bailes que sus abuelos en el mismo escenario que sus ancestros.
Yo recuerdo el día en que, alrededor de la plaza de la Revilla, los abueletes discutian acerca de los pasos y movimientos que habían visto hacer a sus padres cuando danzaban. Al principio no se ponían de acuerdo en casi nada, pero poco a poco fue tomando forma. Cabe hacer notar que antiguamente solo danzaban hombres pero que ahora es un grupo mixto. Las chicas decían que bailasen solo chicos, pero es que algunos somos muy torpes y es preferible que lo hagan ellas, que les sale mejor.
El grupo de danzadores ha ido cambiando a lo largo de los años. En 1.998 se creó en Logroño una pequeña clase para ir motivando y enseñando a los más jóvenes del pueblo la danza. Recordemos que en 1.993, cuando comenzaron los primeros, las edades comprendían entre 14 y 18 años. Estos nuevos jóvenes han tenido la oportunidad de bailar en el verano del 98 formandose dos grupos, uno con los más veteranos y alguna nueva incorporación y otro con los nuevos. Los mayores están dispuestos a abandonar el grupo viendo que los que vienen por detrás lo hacen igual de bien y con la misma motivación.
En la imagen de los gaiteros están el grupo Entresaque (los dos de la derecha), el Tripas (el primero de la izquierda) y Diego (Txifas), un ventrosino que ha aprendido a tocar la tradicional gaita. Desde el verano de 2.000, 2 ventrosinos más se han unido al grupo en el apartado musical, ambos tocan el tambor y son hermanos, son Rubén (Ternillas) y Sergio, por lo que ya tenemos un auténtico grupo de danza made in Ventrosa.
Aquí puedes ver a los novatos y los veteranos juntos:
Para poder ver a los danzadores en acción hay que pasarse por la villa en las Fiestas de San Roque (14-17 de Agosto). En estos días se hace el pasacalles con la procesión del Santo y los troqueados en la plaza de la Revilla.